LA EVOLUCIÓN DE LAS VESTAS PENITENCIALES







Los antecedentes de los hábitos de los penitentes y la introducción de los mismos en la antigüedad.



Cuentan antiguos documentos que el origen data del siglo XIII; Los hechos que tuvieron lugar en la ciudad italiana de Perusa en 1.260 como resultado de las predicaciones de un ermitaño llamado Rainero sobre los pecados cometidos por el pueblo. El documento que manejamos dice textualmente: "El pueblo al oír las amonestaciones del ermitaño, tomando ejemplo de los Ninivitas, se vistió con sacos y con azotes y disciplinas fue en procesión flagelándose crudamente las espaldas.

Dio lugar la devoción exagerada á la secta de los flagelantes, quienes en tropa ó montón, desnudos hasta la cintura, se disciplinaban hasta hacer correr la sangre, los que publicaban en el bautismo de ella borraban todos los pecados. Los desórdenes que ocasionaron con la penitencia hicieron al papa Clemente VI suprimirla".

 
Las primeras cofradías de disciplinantes.  




El siglo XV se caracterizó por el misticismo popular que quería imitar a Cristo, popularizándose el culto de Las Siete Palabras y los elementos relacionados con la cruz, como los clavos y la corona de espinas. Este fervor creciente por la pasión, llevó a que se comenzasen a fundar las primeras cofradías de disciplinantes en España, habitualmente bajo los nombres de “Cofradía de la Sangre de Jesucristo o Cofradía de la Vera Cruz”, teniendo como misión la flagelación pública. La constitución formal de estas cofradías empezó a producirse a partir del siglo XVI.





La Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo



Los primeros Flagelantes y su vesta



Xilografía del Sto. Cristo de LA SANG
Esta Cofradía fue ubicada en la Iglesia del Hospital General en el año 1552; Podían acceder a ella hombres y mujeres de cualquier estamento social, con una cuota o entrada de cinco dineros, cifra simbólica que representa las cinco llagas de Cristo; Tenían como obligación participar en la procesión del Jueves santo vistiendo de blanco, con la cabeza cubierta por una caperuza o capuz; Además de los cofrades, también formaban parte de la cofradía los disciplinados, que se flagelaban, cargaban con cruces o iban descalzos.

Flagelante del s XVI
Como se puede apreciar en una xilografía antigua que representa dos disciplinantes, al pie de la imagen de “La Sang”, la vestimenta penitencial de estos principios fue adaptada a su primitiva intención, la flagelación: Esta se componía de una tunica, no talar sino algo corta de basto lienzo de color crudo, con abertura en la espalda o en el pecho, con el fin de que al desabrocharse se pudiera dejar caer sobre el cinto al tiempo de flagelarse, La tunica se ceñía a la cintura con una soga de esparto o cáñamo y se anudaba al pecho, todos estos penitentes y salvo en algunas excepciones iban descalzos, y se cubrían con un capuz del mismo color.






Los disciplinante, el origen de la vesta penitencial



Parece ser que en España introdujo esa manera de ataviarse para hacer penitencia y acompañar las procesiones, San Vicente Ferrer (1350- 1419), el santo valenciano fustigador intenso con sus predicaciones de herejías, que fue el que los hizo "vestir túnica blanca llevando cubierto el rostro"; Pinturas antiguas así como grabados dan cumplida cuenta de cuanto aquí se expone.

Flagelante del s XVII
Las cofradías de penitencia con su carga de flagelantes se establecieron en Italia, Francia, Hungría y España, "vistiendo de diversos colores el saco o túnicas, con capuces bien del color de ella, llevando, pero sin usar, los zapatos de cáñamo á la cintura como signo de penitencia..."siendo este el origen de la cuerda o el cordón o cíngulo que en la actualidad se colocan los penitentes alrededor de la cintura.

En el año 1777 el monarca Carlos III A pesar de ser un hombre sumamente religioso, hizo gala de las políticas regalistas de la época, y no dudó en llevar a cabo un férreo control de la Iglesia española frente a Roma (nombrando a la Jerarquía eclesiástica afín a sus intereses). Pero el rey fue más allá, y trató de modificar en cierto grado aspectos puramente espirituales que tradicionalmente habían caracterizado a la piadosa sociedad española. Es por ello que no dudó en suprimir muchos de estos hábitos seculares, que fueron tachados de supersticiosos, como algunas romerías, las danzas tradicionales del Corpus Christi y, algo que realmente nos interesa para este artículo, la salida de los disciplinantes en las cofradías de Semana Santa. El espectáculo sangriento de estos hermanos penitentes parece ser que había ido mucho más allá de la piedad. A través de una Real Cédula fechada el 20 de febrero de 1777 el monarca prohibió este tipo de actuaciones públicas. La génesis de dicha restricción la había planteado el Obispo de Plasencia a la Corona en el mes de noviembre de 1776, cuando denunciaba “

...el abuso introducido en todo el Reino [...]de haver Penitentes de Sangre o Disciplinantes, y Empalados en las Procesiones de Semana Santa, en las de la Cruz de Mayo, y en algunas otras de Rogativas, sirviendo sólo en lugar de edificación y de compunción, de desprecio para los prudentes, de diversión y gritería para los muchachos, y de asombro, confusión y miedo para los Niños y Mugeres; á lo qual, y otros fines más perjudiciales suelen dirigirse los que la hacen, y no al buen egemplo, y a la expiación de sus pecados.."

El monarca y su Consejo, una vez estudiado el asunto, mandaron a las autoridades civiles y eclesiásticas de todo el reino:




“...no permitáis Disciplinantes, Empalados, ni otros espectáculos semejantes, que no sirven de edificación y pueden servir a la indecencia y el desorden de las procesiones de Semana Santa... debiendo los que tuvieren verdadero espíritu de compunción y penitencia elegir otras más racionales, secretas y menos expuestas".

Real celula de Carlos III
"Mando que ninguna persona de cualquier clase pueda ponerse traje (sic) de disciplinante, empalado, con grillos o cadenas, o en otro espectáculo semejante bajo la pena de 20 ducados y 30 días de cárcel".

A raíz de estos decretos reales, aplicados por los obispos en las diversas diócesis de toda España, esta vesta penitencial dejo de usarse en todo el reino, a excepción de algunos de los lugares en los que aún se continuaba con esta tradición, siguieron realizándola de forma clandestina.


El Obispo de Mallorca en a aquellas calendas, D. Juan Díaz de la guerra no se contento con aplicar la Real Célula, si no que  intento suprimir la procesión del Jueves Santo de aquel mismo año, en Palma.
ver enlace los edictos del obispo  J. diaz de la Guerra.

 



La vesta de los penitentes



Vesta de cofrade hasta 1791
La fundación de las cofradías dedicadas a la Sangre de Jesucristo, tuvo un gran éxito y habitualmente contaban con muchos miembros, aun que no todos ellos se disciplinaban (o flagelaban). De hecho las reglas corporotativas (formalmente aprobadas por los correspondientes obispos), solían distinguir entre hermanos de sangre (flagelantes) y hermanos de luz (portadores de cera).

Los cofrades de la cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de la ciudad Palma, vestían de blanco, con la cabeza cubierta por una caperuza o antifaz, y portaban cirios y hachas, hasta entrados en el último cuarto del siglo XVIII, siendo en el año 1791 cuando se sustituyo el color blanco por el negro.








No solo tenemos constancia de los penitentes que acompañaban la venerada imagen del Santo Cristo de La Sangre, si no también existen grabados antiguos pertenecientes a otras cofradías religiosas en los que aparecen penitentes vestidos con tunica y capuz blanco, como es el caso de la Archicofradía del Confalón, de la Parroquia de santa Eulalia de nuestra ciudad










La influencia del Tribunal de la santa Inquisición en la vesta penitencial.



No podemos atribuirle directamente al Dominico Sevillano, Alonso de Ojeda la aparición del capirote pero sí la consecuente aparición del mismo en los “penitenciados” condenados por la Inquisición con en el habito “sambenito”, y en el primer auto de fe que se celebró en Sevilla el 6 de febrero de 1481 , ya que cien años después, en 1586, que por lógica transposición del sentido penitencial fue adoptado como armazón del antifaz, lo que se convertiría el actual capirote.

Según Carrero Rodríguez, la cofradía de la Hiniesta fue, la primera cofradía Sevillana en utilizar el capirote alto tal y como lo conocemos hoy, Alejandro Guichot indica que aquel mismo año la Hermandad de los Nazarenos del Silencio, también adoptó el capirote alto como lo usaba la Hiniesta.

Seria en el último cuarto del S. XVIII cuando se fusiona el capuz disciplinante y el capirote de los penitenciados creando el antifaz  con capirote usado durante todo el S.XIX.

La forma cónica de los capirotes de los nazarenos evoca un acercamiento del penitente al cielo, interpretado por muchos cristianos como lugar de salvación. Este valor simbólico es análogo al que tienen los cipreses, árboles de copa puntiaguda, en los cementerios cristianos, que acercan al difunto al cielo, lugar en el que según algunas creencias se desarrolla la vida tras la muerte.






La vesta penitencial hasta principios del siglo XIX



El pasar de los siglos, conlleva el lógico cambio de criterios, actitudes, costumbres sociales, todo esto conduce a la creación de una nueva vestidura penitencial, que con la huella de los siglos, traducida en diversas variantes y cambios ha llegado hasta hoy.

En el estilo de la túnica apreciamos la evidente influencia de la loba o sotana, propia de nobles y clérigos en la Edad Media, que luego en color negro se usaba como prenda de luto, y desde el año 1502, la sotana de paño negro, cerrada y con larga cola, fue prenda de uso obligado en realeza, la mayor o menor longitud de la cola eran señal de mayor o menor sentimiento y dolor.

En el año 1709. el religioso P. Pedro Juan Nicolau en su Crónica de los conventos de la Provincia de Mallorca de la Orden Mínima, deja constancia escrita de la vesta penitencial en la concurrida procesión del Viernes Santo de La Soledad en Palma:

“Van todos vestidos con una vestidura larga arrastrando, de tafetán negro, y antorchas en las manos. Después de los caballeros siguen con el santo Sepulcro, en que está descubierta la imagen del santo Crucifijo difunto, y le llevan los pescadores vestidos del mismo modo, menos que la vestidura no es de tafetán sino de tela setina, también negra. Síguense después los cofrades todos vestidos de negro”

Curiosamente parece ser que antes de 1791, que se obligo a los penitentes de la cofradía de la Sangre cambiar el color de su vesta penitencial blanca por la negra, en la procesión de la Soledad ya se usaba el color negro de riguroso luto, en la noche del Viernes Santo, y la cofradia "dels Honorables Pescadors", siempre habia usado la vesta negra en la procesion del Jueves Santo, esta cofradía era la encargada de portar el Santo Sepulcro en la Procesión de la Soledad.



Vesta de cofrade a
partir de 1791

         A finales de la centuria de 1700, en todo el territorio nacional, por fin se adoptó como vestidura penitencial la sotana, siendo el complemento de esta el capuchón que cubre la cabeza, surgiendo así, junto con el cíngulo, la vestidura penitencial de los actuales penitentes.

Sobre este esquema cada cofradía, según su propia tradición, estableció la vestidura en particular para sus hermanos, en cuanto a las telas y los colores se consideraba la tela más apropiada el lienzo en sus diversas clases (lino, cáñamo, estopa), pero siempre crudo, aunque también se uso el anjeo, llamado así por ser originario de Angers (Francia), pasados muchos años se comienza a introducir el ruan; con este nombre se designaban distintos tejidos que lo único que tenían en común era su procedencia: Rouen (Francia), aunque el usado para las túnicas y capirotes era un lienzo de algodón de roeun, pero bruñido.







La reestructuración de la procesión del jueves Santo en el año 1867.



En Palma las procesiones estaban organizadas por la Junta Provincial de Beneficencia. El año 1866, se insistió en desterrar el desorden en la procesión del Jueves Santo.

A consecuencia de esto se realizaron novedades importantes en el año 1867, se reformo la procesión y se crearon pasos nuevos. Las nuevas imágenes fueron encargadas a pintores y escultores conocidos; Además se confeccionaron estandartes y vexi-les con pinturas de Gabriel Reiners, Joan Mestre, Francesc Parietti y Ricardo Ankermman. La procesión de aquel año ofreció un aspecto totalmente renovado.

No sabemos exactamente la fecha en que comenzaron a dejarse de utilizar las antiguas vestas penitenciales negras pero si tenemos constancia en documentos escritos, y litografías de la época que a mediados del sigloXIX, en la procesión del jueves Santo, los penitentes vestían de color morado y azul; Muestra de ello la encontramos en la descripción que hace del desorden y jolgorio que había en la procesión del Jueves Santo, el polifacético Pere d´Alcantara Penya i Nicolau ( 1832-1906).

Ja passen confuses ses mil caperutxes
morades i blaves, petites i grans,
que duen sandàlies, atributs, martiris,
mocadors de nipis, rosaris i guants.
I riuen, i criden, movent ses fradines;
confits los regalen d´ametla i pintats;
s´aturen amb elles, i es vicis que duen
per pujar serveixen en ses seves mans.
I això és sa processo?

El Archiduque Luís Salvador de Austria, describe la procesión del Jueves Santo de (1871), en su Die Balearen, y nos deja bien clara la indumentaria de los penitentes y como nota característica, nos describe el característico pañuelo (de napi) que portaban para llevar el cirio y los atributos de pasión, esta costumbre parece que estaba bastante arraigada y desaparecerá una vez formalizadas las nuevas cofradías de penitentes a principios del siglo XX, solamente lo portan ocasionalmente algunos algunos penitentes libres del grupo denominado vulgarmente “Es cabrum o el tercio”.
Caparutxa con su carcteristico
pañuelo de napi

“Participa el clero de la nombrada Iglesia del Hospital y un número de penitentes, vestidos con caperuzas. Los penitentes portan faroles, que suelen tener los cristales pintados con los símbolos de la pasión de Cristo, o bien mas habitualmente portan un hacha o un cirio; algunos sostienen instrumentos de martirio, que se recoge igual que el cirio con un pañuelo blanco, bordado, hecho de lienzo fino. Estos pañuelos forman el principal ornamento de las caperuzas, habiendo algunos, que si no poseen alguno que sea lo suficientemente bonito, lo piden prestado para lucirlo.”

En una visita que realice al Monasterio de la Concepción de Palma, pude contemplar en una vitrina (repleta de curiosidades procedentes de la clausura), que tienen instalada las Madres Agustinas en el corredor del claustro del monasterio, la existencia de unas curiosas figuritas de unos 25 a 30 cms. realizadas en terracota, representativas de penitentes y policromadas en color azul; Junta mente con estas imágenes también se encuentra una colección de piezas del mismo material, que representan escenas de la pasión de Cristo; la procedencia de estas figúritas seguramente sera de la antigua costumbre de montar tenderetes en los aledaños de dicho convento el día de Ramos, con motivo de la esposición de la Venerada Santa Faz de dicho Monasterio; Me quedo en la duda, si los pequeños grupos representativos de la pasión, estarían hechos a semejanza de los antiguos pasos que portaban los gremios en la procesión del Jueves Santo.



La actual vesta penitencial de nuestros cofrades




Antiquisima Cofradia de Penitentes de
La Cruz de Calatrava

En el año 1902 la revista local “La Roqueta” publico un reportaje especial dedicado a la Procesión del Jueves Santo. donde de una manera muy especial se publico una imagen (realizada por D. Juan Escalas) de la nueva Vesta penitencial que se estrenaría ese mismo año, seria la creación de la primera cofradía de penitentes fundada en nuestra ciudad.

“ Enguay hi ha a sa processó d´el Dijous Sant un nou model de traje de penitent, d´el que publicam un grup fotografic. Sa roba está confeccionada els tallers de sastreria del Tomeu Gumbau y filla y es de molt bon gust y novetat.”


 Un grupo de jóvenes entusiasta que participaban en la procesión del Jueves Santo, decidieron trasladarse hasta la ciudad de Sevilla, donde pudieron contemplar la magnificencia de los desfiles de las tierras Hispalenses, de donde tomar nota de las diversas vestas penitenciales que se utilizaban para procesionar.

La semana Santa del año de 1902, salieron por primera vez aquellos jóvenes en número de quince, y lucieron un nuevo traje penitencial que había sido realizado en el taller de sastrería del Sr. Gumbau. la nueva vestimenta cofrade estaba compuesta, por tunica blanca ceñida por cinturón de piel negra, capirote alto y erguido de color negro con escudo en la parte frontal, y como novedad portarían una capa negra, con el escudo de la nueva corporación en el lado izquierdo; A si nació la primera cofradía de penitentes bajo la de nominación de “Cofradía Cruz de Calatrava”.

La introducción de esta nueva vesta en nuestras procesiones, seria la semilla de una nueva renovación, siendo un hecho la creación de nuevas cofradías en años venideros; Para tal menester se fueron eligiendo nuevos colores y vestas penitenciales, mas relacionadas con grupos y ordenes religiosas vinculadas con estas nuevas hermandades y de esta manera surgió una nueva Semana Santa variopinta y muy distante de las vestas iniciales del siglo XVI.











Los penitentes libres. “Es cabrum o el Tercio



Con el inicio del siglo XX, y la crecion de nuevas cofradías, se formara un grupo de penitentes libres que son la herencia de aquellos cofrades pertenecientes a la antigua cofradía del Santísimo Cristo de La Sangre, que hoy serán conocidos popularmente por “Es cabrum o también el tercio”, y desfilaran con sus multicolores vestas penitenciales, delante de todas las cofradías penitenciales pertenecientes a parroquias, grupos religiosos, colegios etc.; Podríamos decir que son la herencia de aquella Semana Santa, que nació en el Siglo XVI y estaba representada por disciplinantes, cofrades y las corporaciones de las cofradías gremiales que tan importantes fueron para la procesión del Jueves santo, con la aportación de sus pasos de Semana Santa.



En este detalle de la fotografía superior todavía se puede observar, como a principios del SXX. Ocasionalmente, algunos penitentes libres portaban el pañuelo de “napi”, serian los últimos vestigios de esta costumbre tan arraigada en la procesión de “La Sang".































Bibliografia

Gran Enciclopedia de Mallorca

DIE BAEAREN - Archiduque Luís salvador
Ca Nostra – Lluis Fabregas i Cuxart
La Almudaina (Porto Pi) – Andrés Muntaner Vanrrell
EL Crist de La Sang memoria de una restauració
Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana
Los Gremios De Mallorca - B. Quetglas Gaya
Periódico el Ancora
Revista La Roqueta
Programas de Semana Santa de la Asociación de Cofradías de Palma de Mallorca
Historia de Las Cofradías de Semana Santa de Palma de Mallorca (1970)
CRÓNICA DE LOS CONVENTOS DELA PROVINCIA DE MALLORCA,
DE LA ORDEN MÍNIMAFr. Pedro Juan Nicolau (1709)